
Miradas (libro Las lenguas cortadas)

El viento caluroso se detiene, la piada de los pájaros se multiplica, un
perro se inquieta, los niños paran de jugar, las rejas de los almacenes se
bajan con fuerza, se escucha un helicóptero que se aproxima.
En la torre de la iglesia se observa un hombre, una mujer pasa por la
calle, se miran. Su camisa blanca humedecida deja traslucir sus senos, su piel
morena resalta el rojo de sus labios carnosos. Él tiene una cicatriz en su
mejilla trazada por una navaja. El gris claro de sus ojos incrustados en los de
ellas, le suplica, "No corras...".
Un aroma de muerte pasa entre esa mirada, última imagen que registrará la
memoria. La tropa se aproxima en escuadras. Con un escalofrío esa mujer se
aleja buscando refugio. "Ya vienen, ya vienen...".
Una bala atraviesa su pecho, la sangre salpica el rostro de ese hombre que
se aproximó. El francotirador erró. Ella fija la mirada en esos ojos grises que
la ven morir.
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