Hubiera
sido una lástima de ver la película sin tener los elementos explicativos dados
por ella al fin de la proyección, y que constituyen la llave para aprovechar mejor
su obra.
Es
su primer largometraje, muy bien realizado. Desde las primeras escenas, nos sumerge
en un ambiente de hermosura con paisajes
espléndidos de Chile, montañas y bosques
inmensos, impresionantes, lagos inmóviles y plácidos, en el contraluz… Pero la
naturaleza no nos aparece únicamente hermosa. Saïd la presenta de una manera un
poco inquietante, desmesurada en relación al hombre, como si fuera una diosa imprevisible algunas veces
maravillosa, y otra amenazadora… Un adolescente
corriendo solo en los bosques entrelazados, un perro que no responde al llamado
angustioso de la chica, la niebla que invade misteriosamente las cañas del lago y se mueve amplificándose, extendiéndose hasta apoderarse de todo el
paisaje… pasamos sin transición, de una atmósfera quieta, de placeres simples y diarios: baños
y risas, descubrimiento de la vida, del amor, a una gravedad anunciadora de un drama. Marcela Saïd sabe
perfectamente como mantener un estado de tensión constante.
Los
personajes son dobles ; llevan al
mismo tiempo, potenciales para ser
alegres y también violentes, a la imagen
de la naturaleza : El padre obsesionado con la invasión de las carpas en
la laguna que emplea medios cada vez más brutales para suprimirlas, los chicos que
juegan como todos los niños pero dan patadas
a las carpas media muertas, la chica que experimenta la violencia de la
traición de su amante, y la de su oposición a su padre, el silencio peligroso parecido a dinamita de algunos indios tratados como subalternos .
Manena
vive este verano extraño, como toda la chica de su edad, pero sin hablar, observa lo que ocurre al lado de la vida de
sus padres privilegiados y grandes
propietarios de tierra. Se da cuenta de las condiciones de vida de los
Mapuches, pobres, humillados y privados de su tierra. Aprende la lucha sorda de
los Indios a través de los incidentes que oponen las dos comunidades. Abre sus propios ojos y emite su propio
juicio, rebelándose abiertamente por primera vez contra la autoridad de su
padre. A través de eventos dramáticos, lo que va a ganar Manena es su libertad.
Nunca será la misma, después de este verano. La hermosa Ofelia que vemos al final con su melena flotante sobre el agua, nos sorprende
volviendo boca arriba y así renaciendo, nos comunica un poco de esperanza.
Para
hablar de manera tan sencilla y percuciente, era necesario ser parte integrante
de esta historia; era evidente que esta
visión “del interior” y que tuviera
una dimensión autobiográfica. Lo confirmó Marcela Saïd. La naturaleza es la de
una chilena. El hecho de haber
escogido como personaje principal una adolescente no es un azar porque es la
edad de la rebelión y de todos los deseos. Hay elementos de su propia historia,
que son semejantes, lo confirmó también. Y los problemas con las reivindicaciones
de los Mapuches hacen parte de una actualidad muy complicada y delicada, que según
la directora, no está resuelta, porque está ocultada por la comunidad de los
propietarios que prefieren aprovechar el cotidiano agradable y superficial de sus vidas.
Esta
película es muy estética, como una pintura impresionista o como una música llena de sensibilidad; nos conmueve y al mismo tiempo nos hace
reflexionar… Un éxito total,
me parece.
A .P.
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