Fuimos a pasar las navidades en Buenos Aires con mi hija y
mi yerno que trabajan ahí, y fuimos a Tigre a ver a unos amigos argentinos.
Pudimos hablar con ellos de la situación económica y política del país.
Antes de Navidad hubo un fenómeno de saqueos de supermercados que
se fueron repitiendo. El Gobierno fue obligado a mandar las tropas después de
ocho días de una ola de violencia que se extendió por veinte provincias con un
saldo de una decena de muertos y 1900 comercios saqueados. La policía fue ineficaz
al inicio, pero pareció volver a la calma después que los policías llegaron a
un acuerdo por un alza de sus salarios de 35 % que nadie se va a financiar.
El
Gobierno de Cristina Fernández tiene la preocupación de controlar los precios
con una inflación que termina el año en más del 27 %, y teme el efecto de
contagio en todos los gremios que quieren ver sus ingresos reajustados de
acuerdo a la inflación real.
Hoy, el cambio oficial es de 8 por un euro después de una
devaluación de la moneda que fue hecha en enero, pero se cambia en la
calle a 13 por uno euro. El Gobierno se esfuerza por el control del
cambio una vez más, los argentinos tienen que pagar uno 50% por todas los
compras a fuera del país pero prefieren comprar dólares aunque pierden más o
menos 50 % y así huyen de su moneda temiendo una falta de pagamento del Banco
Central. Así se ve que la crisis de los años 2000 no está todavía superada.
Puente de la Mujer de Calatrava en Buenos Aires |
Dan y Bruno
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