Tenerife el lugar de la primavera eterna acoge un montón de turistas que se aglutinan en la parte sur de la isla donde es poco frecuente oír hablar español en la calle. Los canarios indígenas llaman esos turistas “los giris” porque suelen únicamente tostarse en la playa girando cada lado de su cuerpo bajo el sol para broncearse.
En cuanto a la prensa, es mucho más fácil encontrar “Die Ziet” que “El País” o “El Mundo”, al menos en las tiendas de la zona turística. Los canarios auténticos se encuentran en la parte norte de la isla más fértil y en los pueblos del interior, en las laderas del Teide.
Pero Tenerife, isla volcánica como las otras seis islas del archipiélago, además de paisajes que nos dejan sin respiración tiene una diversidad botánica estupenda (más de 700 especies endémicas) a lo largo de los estratos climáticos extendiéndose desde el nivel del mar hasta los 2500 metros. Los días de lluvia al año se cuentan con los dedos de una sola mano, pero los pinos canarios consiguen extraer el agua de las nubes para proporcionar bastante agua, recogida por las galerías cavadas en la lava y las acequias, para lo que necesita la agricultura tradicional en terrazas como la cultura industrial en invernaderos cubiertos.
En La Gomera me extrañó que usaran un lenguaje de silbido para comunicar tras los barrancos y los valles. Ese lenguaje ha sido declarado patrimonio cultural de la Unesco. No es solamente una curiosidad turística, pues hace parte del enseñanza en la escuela primaria de los niños canarios de La Gomera.
Canarias, que los griegos y los romanos consideraban como el fin del mundo, fueron el verdadero punto de salida de Cristóbal Colon a las Indias. Algunos históricos dicen que allí en La Gomera encontró una novia y que durante sus diversos viajes a las Indias eligió la isla como punto de escala para visitarla.
Jean B.
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| El Teide |
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