jeudi 4 septembre 2014

Concurso de cuentos "Rómulo Gallegos"

              Memoria de vuelos 
              

Mi memoria… La memoria de la muchedumbre, de trabajadores atareados, ruidosos, agitados, como un gigantesco hormiguero…
Siento, como si fuera ayer, una impresión de claustrofobia insoportable, una necesidad imperiosa de evasión. Hay que librarse,  buscar con urgencia, un área de despegue.
… Inspirar fuertemente, llenar los pulmones ampliamente, enteramente con todo el aire posible en una larga y poderosa aspiración... … Ponerse de puntillas… preparar los brazos tendidos en el eje del cuerpo, haciendo un ángulo agudo con el suelo… y accionar inmediatamente los miembros en fuertes movimientos repetidos de braza para surcar el aire, experimentando su resistencia como si el soplo fuera un fluido, sí, un fluido, como el agua primordial, sinónimo de vida.
… Inspirar de nuevo, repetir con mucha voluntad, tenacidad y fuerza, los movimientos de la braza… hasta el milagro maravilloso del despegue.
Aún  hoy, mi memoria me hace sentir el bienestar inmenso de todo mi cuerpo al elevarse de algunos metros…  ¡Dios mío!… ¡Ojala que siga mi vuelo!
Poco a poco, encima de la muchedumbre que se aleja hasta parecer miniaturas, y a medida que aumenta la altura… el silencio, la paz, la plenitud se imponen.


Es una felicidad intensa planear como Jonathan Livingston la gaviota, utilizando las corrientes aéreas, a veces en ascensión o en picada, ejecutando piruetas , siguiendo la línea de una costa, dominando los árboles y las montañas, jugando con los rayos del sol a través de las nubes … Sin fin ni cansancio…
¿Cuántos viajes hice, de Marruecos  hasta las islas de Bretaña, del Mar Caribe hasta el Mar Mediterráneo, mezclando los  viajes en el espacio y las aventuras  en el tiempo, inventando una infinidad de historias siguiendo los  caprichos de mi imaginación ?...
Hubo de claro ciertos vuelos difíciles, despegues arriesgados en medio de hilos eléctricos  de los cuales era necesario librarse antes de alcanzar el Nirvana… ¡Pero nunca mi planeo fue una catástrofe!
A mi me encantan todos los vuelos, pero  entre todos, me fascinan los que mi memoria conserva de mis sueños.
Extraída de internet
En busca de placeres comparables, se me ocurrió  experimentar recientemente en la realidad, el ascenso en aviones,  con un parapente o con un aeróstato. Pasé  momentos   apasionantes e inolvidables. Pero nunca alcanzaron la felicidad de mis sueños que me permitieron reunir al mismo tiempo los cuatros elementos fundamentales: la tierra para el despegue, el agua para los movimientos de braza, el aire por el vuelo, y el fuego para acercarme a la luz del sol.
Fui el propio autor de mis aventuras en el espacio y en el tiempo, sin recurso a algún medio técnico, únicamente cerrando los ojos… durmiendo un sueño creador.
«  Hago a menudo este sueño extraño y penetrante… »  escribió el poeta Verlaine.
… «  Repetí muchas veces esta modorra… » rectifico yo,  porque a medida que los años se acumularon, mis queridas visiones, por desgracia, se hicieron más escasas…
Felizmente, me quedan los tesoros de los recuerdos en los cuales nadaba en el aire o volaba en el agua…  ¿Pez? … ¿Ave?... ¿Pezave?... ¡De  verdad  fui un animal  raro! … Y es una extraña  y  extraordinaria máquina la que la memoria  resucita las cosas del pasado de manera tan aguda, y lo más estupendo, de un pasado virtual.                                                                                                                                                                               A.  Pierrisnard 

                                                                               

                    


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