Desde
México, tomamos el avión para La Paz.
Nos gusta esta ciudad aunque a veces sea muy fea. La llegada de noche sobre esa
crátera alumbrada por las luces de la ciudad deja una impresión muy fuerte. Los
días siguientes fueron consagrados a organizar las excursiones para el altiplano, reservar el tren desde allí hasta la Argentina, y los
alojamientos.
Foto de Dan G. |
Aprovechemos
esos días para ir y venir a la calle Sagarnaga y al barrio histórico con sus
flamantes colores.
Salimos
de La Paz en un autobús de noche hasta Potosí, muy confortable, con asientos semi
camas. Además es seguro. La parte de atrás queda cerrada durante la noche y
se puede dormir con gusto. Las diez
horas pasan volando.
El cerro Rico Mina de argento |
Potosi merece una larga visita. Es la cuidad donde
los españoles, en el siglo dieciséis
encontraron un cerro el Cerro Rico lleno de un mineral de argento muy puro. Se
dice que un inca había hecho un fuego al ir a buscar sus llamas perdidas en un
hueco y que vio el argento salir
goteando de la roca. En realidad eso fue catastrófico. Para los Incas, condenados a
trabajar hasta la muerte a los veinte años para extraer el mineral con hambre y
apenas ayudados por las hojas de coca. Para los españoles también porque se
acostumbraron a no trabajar, se inició el declino de los siglos siguientes.
Consecuencias positivas, la riqueza de la catedral de la iglesia jesuítica, del
Convento Santa Teresa y de esos edificios que hicieron inscribir Potosí al
Patrimonio de la Humanidad. Las tradiciones culturales del país mantenidas a través de los niños.
Fiesta de niños |
Hoy, la mina está todavía en explotación, en cooperativa. El mineral es pobre, el trabajo terrible para extraerlo en condiciones que no son muy diferentes de esas que describía Zola en Francia.
Dudamos
en ir a ver eso. Pero tuvimos la suerte
de encontrar una pequeña empresa de seis ex mineros que organizan visitas con
la oportunidad de hablar con sus colegas en el sitio. Es costumbre ofrecer las
bebidas, hojas de coca y también dinamita que se venden libremente en un
pequeño mercado a la entrada de dicha mina. Y así se puede hacer
conocer las verdaderas condiciones de trabajo de los mineros. Para nosotros es
mejor que hacer la vista gorda visitando solamente las iglesias. ¿Por qué hacen
este trabajo peligroso? Por un salario
de 80 euros, un poco superior al salario de un maestro de escuela pero mucho
más si se encuentra un mejor filón. Para dar una buena educación a los hijos y evitar
que vayan también a la mina. No tienen maquinas, golpean con una masa la barra de la mina
antes de encender la mecha de la
dinamita. Mueren jóvenes de silicosis aunque más viejos que esos del “Siglo de
Oro”. La cooperativa hace que la ventilación funcione y mejora los túneles
hechos en una buena roca sin gases mortales.
Foto de Dan G. |
Hicimos
un recorrido de tres mil metros en un tubo,
a 4300 m
de altura. A veces hay que bajarse hasta 1,20 m, evitar los vagones cargados de una
tonelada de mineral que empujan dos mineros. Para tener pesadillas, pero para reflexionar. Además se
puede constatar que perduran los creencias incas. Vimos en el fondo de la mina una estatua del dios Tío
Benito. Los mineros le llevan alcohol de
95, hojas de coca, todo lo que le gusta.
Foto de Dan G. |
Para
completar la visita de Potosí, vimos la Casa de la Moneda donde transformaban
el argento bruto en monedas. Se ven todas las maquinas con sus evoluciones en
el tiempo.
Fuimos
a Sucre, la ciudad histórica de Bolivia. Vimos la universidad Jesuita donde recibieron su educación muchos de los
libertadores. Dichos jesuitas fueron expulsados porque sus ideas eran demasiado
críticas con el sistema del monarca
absoluto y de la explotación de los indígenas por los colonos. Eso lo
volveremos a ver en Córdoba,
Argentina. En Sucre hay que notar que es
en la sala de las tesis de la Universidad donde fue firmada la independencia.
¿ Qué otra cosa agregar de Sucre? Hay una bonita vista de la ciudad desde el
Convento de Recoleta a la puesta del sol. El árbol bajo el cual iba a
descansar el Libertador. Hay también algunos cafés elegantes.
Las pequeñas cebras que ayudan a controlar el tráfico con mucho humor.
Las pequeñas cebras que ayudan a controlar el tráfico con mucho humor.
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