Es un
largometraje venezolano dirigido por Mariana Rondón ganador de la “Concha de
Oro” en el festival de San Sebastián de 2013,
además de ser una de las pocas películas producidas por este país, tiene
la particularidad que todo el equipo técnico estuvo en manos de mujeres.
Junior
es un niño que tiene nueve años y el “pelo malo”, obstinadamente rizado, él se
lo quiere alisar como el de su madre y también como un cantante de moda para la
foto de la escuela. Marta su madre, joven viuda, desempleada, tratando de
sobrevivir con dos niños en la caótica ciudad de Caracas, no lo acepta, de
hecho después de la muerte de su marido, asesinado en un ajuste de cuentas; Junior se hace el hombre de la familia con lo cual debe dar prueba de virilidad.
Marta
tiene miedo de que su hijo no sea heterosexual, va a rechazar toda señal de
ternura y amenazarlo de llevarlo a vivir con
su abuela paterna que le gustaría que el niño la cuidara en su vejez.
Finalmente para quedarse con su madre Junior se verá obligado a tomar una
dolorosa decisión. El enfrentamiento se desarrolla entre grandes bloques de
apartamentos impersonales, feos de los años 50; en el ambiente pesado de una
ciudad muy ruidosa con sus atascos, y de vez en cuando los disparos de los
ajustes de cuentas.
La
película consigue mostrar que mientras la televisión venezolana emite programas
de belleza para adormecer a la población, la dificultad para vivir en este país
produce un clima social que va a penetrar en la familia y crear una forma de
intolerancia y luego de violencia.
Santiago
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