El Día de las tejas: En espera de
reincidencia
A Javier Cercas,
La Revolución francesa nació bien en
Grenoble el 7 de Junio de 1788.
Ese día, aplastados por los impuestos, cansados de las
tergiversaciones del poder real,
excitados por la decisión del gobernador del Rey de exiliar los miembros del
Parlamento del Dauphiné, se sublevó el pueblo de Grenoble.
En la confrontación con las tropas de la monarquía, ha marcado la historia
un hecho particular: se trata de la avalancha de tejas y otros materiales que
lanzaron los amotinados a los soldados desde los techos de la ciudad.
¿Pero Javier Cercas, sabían que fue testigo de toda la escena un de
vuestros ilustres colegas en literatura?
Tenía cinco años y medio y se encontraba en el balcón del doctor Gagnon su
abuelo.
Se llamaba Henri Beyle, más conocido bajo el nombre de Stendhal y contó
este acontecimiento histórico en 1835-1836 en su novela “La vie de Henry
Brulard”.
Se puede ver una ironía premonitoria del destino porque más tarde durante
la Revolución, este mismo día fue elegido como fecha oficial de la Fiesta
nacional.
“El pasado nunca pasa” han escrito. Es vuestra convicción tan profunda y yo
la comparto plenamente. En efecto hoy no faltan los motivos de iniciar otros
“días de las tejas” en nuestro mundo caótico. ¡No tengamos la memoria corta!
Imaginemos “Días de las tejas” contra las finanzas locas, contra todos los
fanatismos religiosos o no, contra la violencia social, contra la corrupción
que afecta gravemente a la sociedad.
Entonces sí, tienen razón, el pasado tiene que ayudarnos a gobernar el
presente y a enriquecer el porvenir.
Jean-Jacques
Pellegrin
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