“Todas
mis novelas funcionan así. Soldados de Salamina: ¿por qué el soldado
salvó la vida de Sánchez Mazas? La novela es esa búsqueda y al final no hay una
respuesta clara. Anatomía de un instante opera evidentemente así. O Las
leyes de la frontera: ¿quién delató a la banda de Zarco? Esa es la pregunta
de la novela. A partir de determinado momento, la novela es una indagación
sobre esa pregunta, y al final no hay respuesta.”
La
ambigüedad es fundamental porque los libros no existen sin lectores. Un libro
sin lector es un montón de letras impresas. El libro no cobra vida hasta que
aparece el lector, y la ambigüedad es el espacio que da el autor al lector para
que haga suyo el libro. Sin ella no hay literatura. Lectores empecinados,
desvelados, fanáticos, capaces de encontrar en el libro cosas que ni siquiera
el autor era del todo consciente de haber metido en él.
Lo
que distingue a la novela es que, de entrada, no era un género noble. Yo, sin
ir más lejos, leo Anatomía de un instante como si fuera una novela –en
realidad, creo que así es como mejor puede leerse- y El impostor, es todo eso, llevado al
extremo.
Miguelita
Kauffmann-Bohn
Estuve contenta de conocer a Javier Cercas porque
es muy simpático y habla con claridad.
Me interesó mucho la historia. Sin lugar a dudas
los tiempos de guerra son confusos (Soldados de Salamina) y es una buena
idea demostrar la verdad (El impostor).
Es también interesante echar un vistazo a la
sociedad y de la decisiones de la vida que cada uno toma (Las fronteras de las
leyes).
Está muy bien leer pero ir al encuentro de un
escritor es mejor porque nos permite conocerlo desde otro punto de
vista, aclarar si tenemos dudas y hacer
preguntas. Es muy enriquecedor.
Christine De Montgros
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