UNAS GANAS DE MARCHARSE
¿Ir
a ver otro lugar? Descubrir paisajes: el mar, la montaña, las ciudades con sus
riquezas. Todo
esto es trivial e incluido en la palabra viaje. Pero
si vuestra callejeada por la ciudad os conduce a un mercado, empieza una
aventura.
¡Primero
vuestra cabeza no sabe donde dar una mirada! ¿Por el lado de las frutas de
todos colores, de las verduras de tonos más fríos, de los embutidos, del
pescado o de los pasteles, del hermoso color del vino, de la cerveza espumosa o de un vermut?
Al
mismo tiempo ¿cómo no sentirse invadido por los olores del mar, el perfume de
las plantas aromáticas, de las especias y sobre todo el olor a cocina?
Vuestra boca saliva ¿que vaís a elegir? ¿Algunas tapas, un plato cocinado delante de vosotros y comido en la barra, un pastel o por qué no dos?
Vuestra boca saliva ¿que vaís a elegir? ¿Algunas tapas, un plato cocinado delante de vosotros y comido en la barra, un pastel o por qué no dos?
Compráis unas frutas para palparlas, sopesarlas y finalmente degustarlas.
Os movéis en medio de desconocidos que, como vosotros, pasean sin objetivo aparente. La mirada, el olfato y el gusto un poco saciados, vuestra oreja busca en el ruido fuerte y confuso que os envuelve en agarrar una palabra por aquí, una frase corta por allá, es poco y ya no está mal para vosotros.
Y
aquí os dais cuenta que estáis en otra parte.
Foto de Miguelito |
Os sentáis para tomar un café, a vuestro lado alguien bebe a sorbos una cerveza y le dirigís la palabra con una frase, la más simple posible y, ¡qué felicidad! os contesta. Pero decís: « ¿podría hablar un poquito más despacio por favor? »
Hoy
España, mañana un rincón de Francia u otro país.
Las
ganas de irse están siempre aquí.
Mónica Delaroue
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