mardi 1 avril 2014

Los peces voladores

Muy, muy interesante la sesión de cine con un debate y la presencia de Marcela Saïd, la directora.

Hubiera sido una lástima de ver la película sin tener los elementos explicativos dados por ella al fin de la proyección, y que constituyen la llave para aprovechar  mejor  su obra.
Es su primer largometraje, muy bien realizado. Desde las primeras escenas, nos sumerge en un ambiente de hermosura con  paisajes espléndidos de Chile,  montañas y bosques inmensos, impresionantes, lagos inmóviles y plácidos, en el contraluz… Pero la naturaleza no nos aparece únicamente hermosa. Saïd la presenta de una manera un poco inquietante, desmesurada en relación al hombre, como si fuera  una diosa imprevisible algunas veces maravillosa, y otra amenazadora… Un adolescente  corriendo solo en los bosques entrelazados, un perro que no responde al llamado angustioso de la chica, la niebla que invade misteriosamente las cañas del  lago y se mueve amplificándose,  extendiéndose hasta apoderarse de todo el paisaje… pasamos sin transición, de una atmósfera  quieta, de placeres simples y diarios: baños y risas, descubrimiento de la vida, del amor, a una gravedad  anunciadora de un drama. Marcela Saïd sabe perfectamente como mantener un estado de tensión constante.
Los personajes son dobles ;  llevan al mismo tiempo, potenciales para  ser alegres  y también violentes, a la imagen de la naturaleza : El padre obsesionado con la invasión de las carpas en la laguna  que emplea medios cada vez más  brutales para suprimirlas, los chicos que juegan como todos los niños pero dan patadas  a las carpas media muertas, la chica que experimenta la violencia de la traición de su amante, y la de su oposición a su padre,  el silencio peligroso  parecido a dinamita de algunos indios  tratados como subalternos .
Manena vive este verano extraño, como toda la chica de su edad, pero sin hablar,  observa lo que ocurre al lado de la vida de sus padres  privilegiados y grandes propietarios de tierra. Se da cuenta de las condiciones de vida de los Mapuches, pobres, humillados y privados de su tierra. Aprende la lucha sorda de los Indios a través de los incidentes que oponen  las dos comunidades.   Abre sus propios ojos y emite su propio juicio, rebelándose abiertamente por primera vez contra la autoridad de su padre. A través de eventos dramáticos, lo que va a ganar Manena es su libertad. Nunca será la misma, después de este verano. La hermosa Ofelia  que vemos al final con su melena  flotante sobre el agua, nos sorprende volviendo boca arriba y así renaciendo, nos comunica un poco de esperanza.
Para hablar de manera tan sencilla y percuciente, era necesario ser parte integrante de esta historia;  era evidente que esta visión “del  interior”  y que tuviera una dimensión autobiográfica. Lo confirmó Marcela Saïd. La naturaleza es la de una chilena. El  hecho de haber escogido   como personaje principal  una adolescente no es un azar porque es la edad de la rebelión y de todos los deseos. Hay elementos de su propia historia, que son semejantes, lo confirmó también. Y los problemas con las reivindicaciones de los Mapuches hacen parte de una actualidad muy complicada y delicada, que según la directora, no está resuelta, porque está ocultada por la comunidad de los propietarios que prefieren aprovechar el cotidiano agradable y  superficial de sus vidas.
Esta película es muy estética, como una pintura impresionista o como una música llena de sensibilidad;  nos conmueve y al mismo tiempo nos hace reflexionar… Un éxito total, me parece.
                                                                                                                                                           A .P.
                                                                                                                                                   

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