samedi 17 décembre 2016

Opinión de una lectora sobre el escritor y su libro

Sobre Rodrigo Blanco Calderon

Lo que más me interesó fue su fuerte compromiso con la literatura. Para él, la literatura es « una religión laica » (Dijo en un documento enviado por Ligia). Tiene una relación casi mística con la literatura y con las palabras.

Él dice : « A mí las historias me aparecen como ideas a las que voy sacando el cuerpo y que se terminan imponiendo casi sin quererlo yo. Me gusta como una historia se va configurando en apariencia por sí sola. »
Los personajes de su novela « The night » están relacionados con la literatura.
Matías Rye es un profesor de escritura creativa y escritor fracasado, que está tratando de escribir una novela en un género que se ha inventado que es el realismo gótico.
Encontramos el personaje real del escritor Darío Lancini , autor de un libro de palíndromos y también el personaje Pedro Alamo que está fascinado por los palíndromos y los anagramas y que dice : "Todo el mal empieza en las palabras".
Al respecto de Pedro Alamo, Rodrigo Calderon dice : « El caso de Álamo es muy particular. La gente comúnmente utiliza el lenguaje, pero él tiene la sensación, un poco paranoica, de que el lenguaje lo utiliza a él, de que la realidad es un campo semiótico que se ordena para transmitirle ciertos mensajes cifrados. Es un personaje hipersensible al lenguaje. »

Sobre el titulo « The night »

Rodrigo Calderon lo eligió porque es el título de una música del grupo « Morphine ».
Él dice : « La música para mí es importantísima. De hecho, ha estado presente en todas las cosas que yo he escrito. Mi novela está muy marcada musicalmente por el trabajo del grupo Morphine y  Mark Sandman que era su creador. Entonces, para mí, es un proceso simultaneo de alimentación entre la literatura y la música.”

Este título también es una referencia en la noche que envuelve Caracas durante los apagones de 2010. La novela comienza con estas palabras:Al principio fue un largo, inesperado, apagón de cinco horas

Finalmente, el título es una referencia a la era oscura, tan difícil económico y politicamente que Venezuela atraviesa ahora, como Rodrigo Calderon lo explica:
« La novela está ambientada en la Venezuela del año 2010, porque es cuando comienzan a darse los apagones y el gobierno decreta el sistema de cortes eléctricos y la crisis energética. En ese momento yo tuve la sensación de que algo se apagó también para el país. Hubo una especie de retroceso que algún personaje califica de gótico, porque literalmente la oscuridad en la calle convoca cosas que a veces son incomprensibles y están conectadas con el mal y el horror. »

Michèle

vendredi 16 décembre 2016

Encuentro con dos jóvenes autores latinoamericanos

En el marco de la manifestación regional "Belles Latinas", un encuentro fue organizado en la Biblioteca Internacional en Grenoble el sábado 5 de Noviembre, con dos escritores latinoamericanos: el Chileno Diego Vargas Gaete y el Venezolano  Rodrigo Blanco Calderón.
Los dos son jóvenes autores que representan la nueva generación de escritores latinoamericanos.

Rodrigo Blanco Calderón
Cada uno presentó su libro y después respondieron a la mediadora que les hicieron preguntas en cuenta a temas comunes o una problemática particular. Rodrigo Blanco Calderón explicó que su novela "The night" empieza con la crisis energética en Venezuela, principalmente en Caracas, trata de la crisis, de los problemas de la población, mientras que paralelamente ocurre una serie de asesinatos de mujeres. En su novela se mezclan violencia y homenaje a la literatura.

Diego Vargas Gaete
Diego Vargas Gaete presentó su novela "La extinción de los coleópteros" que narra la vida de una familia emigrante de Alemania a Chile al fin de la segunda guerra mundial: se ve la vida de las diferentes generaciones a través de la narradora principal, Silvana, de origen alemán y de otro narrador: el director de un instituto, de origen mapuche. El contexto de la novela es la ciudad natal del autor: Temuco, al sur de Santiago; esta ciudad marca la limita de la colonización española (los Chilenos de esta región lucharon y ganaron). Es del choque de las dos culturas que la novela evoca.
Después de estas breves presentaciones, la mediadora pregunto a Rodrigo cómo pasó del cuento a la novela y a Diego porqué interesarse a esta familia alemana de la cual cuenta la historia y como nació la idea de escribirla.
Rodrigo Blanco Calderón respondió que no le gustan las novelas de muchas páginas, con muchos capítulos de transición y prefiere el cuento, más denso.

Diego respondió que la idea de hablar del choque de las culturas en Temuco vino con su experiencia de un accidente, un choque con un motorista de piel blanca, varón muy arrogante. En su novela, la familia alemana en oposición al director de origen indígena le permite de hablar de ambas culturas. La colisión entre los dos refleja este choque de las culturas.

En la tercera parte de la entrevista se examinan a los personajes de las dos novelas.

En "The night", el personaje central es el psiquiatra. Este médico forense habla de sus pacientes. Es lo que utiliza el escritor para describir la fauna nocturna de Caracas. Muestra cómo evoluciona la sociedad en este mundo de crisis y de violencia.
En la novela de Diego Vargas Gaete, Silvana es el personaje principal y también la narradora; es una chica fuerte de 36 años, diplomada en biología. Dos semanas antes de casarse y debido problema doméstico (accidente con una lavadora), se pregunta sobre su pasado y futuro, sus padres. Descubre que su padre, labrador, cultiva culturas transgénicas. 
El otro narrador de "la extinción de los coleópteros" es un profesor de 33 años que está pensando en ir a California para asistir a un congreso famoso y descubre otra realidad a partir de una foto encontrada en el sótano del colegio donde trabaja.

Al fin los autores respondieron a varias preguntas del público. Por ejemplo a propósito de la frase de Calderón "estoy convencido que todo el mal del mundo empieza con las palabras", el escritor explico cómo todo es relación con la lengua. La lectura es, según él, la experiencia más peligrosa que existe.
Calderón dijo que no utiliza el lenguaje pero es el lenguaje que le utiliza.

Diego Vargas Gaete dijo: " Chile se construyó con palabras”. “Las palabras tienen un poder”.
Los dos escritores dieron el nombre de los autores que les influenciaron: el escritor chileno Roberto Bolaño fue citado por los dos, y Borges también.
En cuanto a Diego Vargas Gaete también hay Kurt Vonnegut y John Fanti y en cuanto a Rodrigo Blanco Calderón hay Ricardo Piglia, Rafael Caldenas, J.A Ramos Sucre y Pedro Lemebel.

En conclusión, no he entendido todo pero esta entrevista me gustó por la simplicidad y la espontaneidad de los intercambios. Al fin, todo lo que he oído en cuanto a ambos libros me dio ganas de leerlos a pesar de que, al inicio, lo poco que había leído no me había convencido. 

Marie Paule

mardi 22 novembre 2016

The Night

La primera novela de Rodrigo Blanco Calderón, escritor venezolano prometedor, nos sume en una  de las ciudades más peligrosas del mundo.

En la Caracas del 2010, los apagones eléctricos convierten la vida nocturna en ambiente de toque de queda. Tres amigos se reúnen cada viernes en un restaurante chino, aprovechando  un oasis de paz, para hablar de sus temas favoritos en particular uno  en común: la  literatura.  

Miguel el psicólogo se enfrenta a  sus clientes cuyos problemas están ligados a la crisis y al caos del país,  les ayuda con palabras y consuelo.  Matías  escritor frustrado de no estar galardonado,  dirige un taller de escritura en el que  participan algunos clientes del psicólogo. 

Pedro ex publicitario fanático de palíndromos y juegos de palabras busca todo relativo a la obra de Darío Lancini, su autor de referencia. Pero la conversación se orienta también sobre el presente que los rodea: las series de crímenes que afectan mujeres, acontecimientos que los protagonistas intentan de comprender a través de sus propias prácticas profesionales.

 Este circulo de discusión de tres personajes tan distintos permite de huir de la obscuridad real,  ahuyentar la crisis  lo oscuro (la noche política) y la desconfianza que intentan inmiscuirse entre ellos.

La charla es también una oportunidad de recorrer el paisaje de la literatura y de preguntarse sobre el papel que cada uno ocupa en esa sociedad al borde del colapso.

La novela rápidamente se enfoca en  Darío Lancini  poco conocido incluso en su propio país y que R.B Calderón conoció por casualidad. El autor describe la extraña carrera entre política, cárcel, escritura y encuentros con los autores vanguardistas franceses del último siglo como  Aragón. Es también la oportunidad de revisitar la historia reciente del país bajo la dictadura y apelar a referencias literarias como tantos testigos de la lucha contra el caos.

A pesar de ser una ficción, el relato  está muy documentado casi una investigación y el autor entrega una larga lista de referencias.

Para concluir, es una novela negra  laberíntica y a veces difícil de seguir, el único protagonista principal queda Venezuela hundida en su situación de espiral de crisis y violencia.
                                                                                                                                                                                                            C. Thierry

samedi 19 novembre 2016

Fragmento de la novela "The Night" de Rodrigo Blanco Calderón

Al principio fue un largo, inesperado, apagón de cinco horas. Caracas parecía un hormiguero destapado. Más allá de las citas canceladas, los cheques sin cobrar, la comida descompuesta y el colapso del metro, Miguel Ardiles recuerda ese día con una ternura casi paternal: la ciudad sintió el estupor de ser cueva y laberinto.

En los meses siguientes, a medida que los apagones se repetían, los habitantes fueron dibujando sus primeros bisontes, marcando con piedras los recodos familiares del recinto. Luego el Gobierno anunció el plan de racionamiento de energía. Los voceros de la oposición no tardaron en recordar la situación de Cuba en los años noventa y cómo el plan de cortes eléctricos que implementaron durante el periodo especial era idéntico al que se iba a aplicar en Venezuela.
El anuncio se hizo a la medianoche del miércoles 13 de enero de 2010.

Dos días después, Miguel Ardiles se encontraba en el Chef Woo con Matías Rye. Como todos los viernes en la noche, después de ver al último paciente, se iba a los chinos de Los Palos Grandes a esperarlo. Matías Rye dictaba talleres de escritura creativa en un instituto de la zona. Estaba por empezar su más ambicioso proyecto, The Night: una novela policial que involucionaría hacia el género gótico. El título lo había tomado prestado de una canción de Morphine y buscaba trasladar los matices de esta banda a su escritura: entrar en el horror como quien poco a poco se adormece y le da la espalda a la vida.
Rye declaraba la muerte del policial clásico.
—Desde «Los crímenes de la calle Morgue», de 1841, hasta «La muerte y la brújula», de 1942, se completa el ciclo. Con ese cuento, Borges clausura el género. Lönnrot es un detective que lee novelas
y relatos policiales. Un imbécil que muere por confundir la realidad con la literatura. Es el Quijote del relato policial.
La única alternativa, según él, era el realismo gótico.
—En este país, escribir novelas policiales es un acto inverosímil, condenado al fracaso — agregaba—. ¿Cuántos casos de los que tú ves todos los días se resuelven, Miguel? ¿Quién puede creer que la policía de esta ciudad alguna vez va a encarcelar a un criminal?
Rye pareció recordar algo.
—¿Cuándo te llevan al Monstruo? —había bajado la voz.
—No sé aún. El presidente llamó personalmente a la Medicatura Forense para informarse sobre el caso. Sabes que Camejo Salas es su amigo.
—¿El presidente llamó a Johnny Campos?
—Ajá. No creo que sirva de nada mi informe, sea cual sea el resultado.
—Campos es una rata.
—Dicen que el asunto del tráfico de órganos llegó a oídos del presidente. Solo con eso, lo tiene amarrado.
—La mierda.
—Total.

Las luces parpadearon y el restaurante quedó a oscuras. Hubo una ola de gritos y de carcajadas y luego, atenuadas por el apagón, las conversaciones se fueron reanudando en un tono menor, de intriga. Uno de los mesoneros cerró la reja del local, mientras Marcos, el dueño, armado con una pequeña linterna, sacaba la cuenta de todas las mesas. En pocos minutos, el Chef Woo quedó casi vacío, su cuadro denso solo tachonado por los cigarrillos de los últimos clientes, los habituales, los de confianza.

Diego Vargas Gaete


Diego Vargas Gaete nació en  1975 en Temuco (Chile). Obtuvo una beca de la Fundación Pablo Neruda y de la Escuela de Escritores del centro Cultural Ricardo Rojas.  En cuatro ocasiones obtuvo becas de creación literaria por el CNCA (Consejo Nacional de la Cultura y las Artes).  Es autor de la novela “El increíble señor Galgo” en 2014.  Ha recibido premios en los Juegos Literarios Gabriela Mistral y en el concurso Pedro de Oña. Enseña escritura creativa en escuelas y liceos públicos. Fue seleccionado para representar a Chile en la Feria del Libro de Buenos Aires 2015 y en el festival Belles Latinas Lyon 2016.
           
Fragmento  de  "La extinción de los coleópteros (2016)

Todavía zumba en los oídos de Silvana la voz ronca del conserje: “Señorita, no se puede sobrecargar la máquina”. Si bien el hombre pronto ha regresado a su cubículo en la entrada del edificio, ella sabe que ahora es vigilada a través de una cámara pequeña e intrusa, la extensión perfecta del alma de ese tirano de bigotes y overol. Por eso sólo puede echar como máximo tres kilos, es decir, algunos jeans, un par de chalecos y sábanas, los calzones que usa cada vez que se acerca una noche romántica y con suerte la falda negra, su caballito de batalla ante todo tipo de eventos. Silvana Kunz se mira en el ojo de buey de una de las secadoras y el reflejo devuelve una imagen distorsionada: piernas chuecas, cintura ancha, nariz aplastada. De pronto piensa en qué diría Camilo si la viera de esa forma y la risa se apodera de su boca. Y otra vez se ve junto a su profesor de baile que le dice: “Pecho al frente, mirada en alto, uno y dos y tres, déjese llevar, la novia es la seducida... no, no y no, el caballero es el que debe controlar el ritmo” e intenta dar algunos pasitos de vals en el suelo de baldosas. Eso hasta que mira su reloj y se acuerda que debe ir a ver lo de la torta. Sacude su cabeza y abre la tapa de la máquina. Primero tira sus calzones, luego llueven las camisas. La vida, piensa Silvana, es como una lavadora: uno da vueltas y vueltas para quedarse en el mismo sitio. Sin embargo ella sabe que eso no es del  todo cierto pues hasta hace poco, a pesar de ser doctora en bioquímica, vivía en casa de sus padres y dos nanas se encargaban de que en su cama no existieran las arrugas. Ahora se turna en las labores domésticas con su novio. Silvana se da cuenta de que si apretujara la ropa seguro alcanzaría a lavar todo en una carga. Así podría ir junto a Camilo a la pastelería. Siempre y cuando logre sacarlo de sus papeles ya que cuando escribe cae en trance. Desde hace poco le ha dicho que trabaja con el material de su último viaje y a Silvana, que sólo lo conoce hace medio año, le encantaría saber qué hizo su novio en su aventura por Sudamérica. Pero él es de esos hombres que acaparan silencios.

Silvana Kunz mira otra vez su reloj y a fuerza de brazos mete las sábanas en el cilindro de acero. Cierra la tapa y la lavadora comienza a trabajar lenta, atorada, como si le costara digerir toda la ropa. Antes de detenerse, un quejido a metal rebota en las paredes de la lavandería comunitaria. Silvana lanza un puntapié que choca de lleno la base del armatoste. El agua fluye. El aparato, no obstante, insiste en perder potencia y se queda inmóvil. Ella lo considera como una declaración de guerra y comienza a sacudirlo con las manos. Que se vaya a la mierda el profesor de pacotilla que le exige bailar como una reina, a la mierda la torta de novios, a la mierda ese conserje sin vida propia, piensa mientras mueve la lavadora hacia atrás y adelante. Entonces titilan las luces, una descarga eléctrica sube por el cable conectado al enchufe y se expande a través de la base metálica. Y allí están las manos, el rostro pecoso, los hombros fuertes y esas piernas largas de Silvana sacudiéndose por el súbito golpe de energía. Lo último que alcanza a ver es un fogonazo y luego una piscina fosforescente donde se zambulle.

jeudi 17 novembre 2016

Rodrigo Blanco Calderón

Con su primera novela, The Night, Rodrigo Blanco Calderón, a quien algunos lo señalan como  uno de los mejores cuentistas de su generación, emprende un nuevo rumbo en París, pero con el mismo compromiso literario de cuando estaba en Venezuela. En la capital de la luz, su visión de una Caracas desfasada y neurótica fue galardonada el 30 de junio con el Premio Rive Gauche 2016.


Afficher l'image d'origineNació el 31 de julio de 1981. Desde el nacimiento, hasta buena parte de la adolescencia, su vida transcurrió entre el edificio Mary-Ros, de Amadores a Cardones —la misma calle donde murió José Gregorio Hernández, en La Pastora—, y los bloques de San José del Ávila, donde vivían su abuela y su tía.
Hijo del cardiólogo Mario Blanco y de la psiquiatra Minerva Calderón, casi no tiene recuerdos de haber vivido con su padre, aunque aquel siempre estuvo presente. 
Es autor de tres libros de cuentos: Una larga fila de hombres (Monte Ávila, 2005), Los invencibles (Random House Mondadori, 2007) y Las rayas (PuntoCero, 2011). En 1999, asomó su nombre al mundo de la literatura local al obtener una mención en el II Concurso Nacional de Cuentos de Sacven. Tenía sólo 18 años. Dos años después volvería a obtener una mención en el mismo concurso y, a los 24 años, sería uno de los ganadores del Concurso de Autores Inéditos de Monte Ávila Editores. Al año siguiente, con “Los golpes de la vida”, ganaría el Concurso de Cuentos de El Nacional. Tenía 25 años.


         

mardi 1 novembre 2016

Riña de gatos

Para una riña, Mendoza nos trae un raro y extraño conflicto a la víspera de la guerra de España. En una Madrid ya tomada por el colapso de la República y la dinámica de la violencia, un experto de arte inglés en misión de evaluación navega entre las intrigas familiares, sentimentales y políticas, no sin poner su vida en peligro.

Sus aventuras  nos hacen recorrer los barrios típicos de la ciudad de los “Gatos”, mientras que los cuadros de Velásquez y otros maestros son tan jalones de la relación y también soportes a metáforas de las situaciones probadas por los protagonistas. 


El narrador aprovecha  de la intriga  para describir sin complacencia la sociedad española de 1936 con sus distintas clases sociales y grupos políticos. Su desarrollo nos muestra los mecanismos implacables que llegaran a la guerra civil. Los retratos de los personajes históricos implicados no se escapan de la precisión psicológica y de la ironía del autor. Así ese estilo con diálogos brillantes, da a la relación su aspecto pintoresco. Tan bien que el historiador francés Philippe Nourry en su monumental “Histoire de l’Espagne” cita  el libro por el realismo de sus descripciones de algunos protagonistas de la novela y de la verdadera historia.

Finalmente nuestro experto saldrá salvo de este juego de engañados y eso no nos interesa mucho ante la magistral lección de arte y el despiadado fresco social de España al borde del precipicio. 

                                                                                         C. Thierry


lundi 5 septembre 2016

El acompañante

El acompañante es una película cubana dirigida por Pavel Giroud.
En los años ochenta, en Cuba, los portadores del VIH viven encerrados en un sanatorio militar fuera de la ciudad y sólo pueden salir un día cada semana vigilados por un acompañante. Así como a Daniel, un joven soldado regresando de África y contaminado por una prostituta africana, se impone Horacio, un acompañante que es un boxeador invicto sancionado por dopaje.


Pero Daniel quiere vivir sus últimos días en libertad preparando su huida fuera de Cuba y Horacio debe cumplir su misión de vigilancia con el sueño de regresar al ring, el todo en una ambiente de miedo a causa del VIH



Después de un periodo de observación y prueba, los dos hombres están conociendo y poco a poco nace una forma de ayuda para luchar contra la adversidad, el sistema y el pasado, así es como vemos la vida en el sanatorio “Los Cocos” y luego fuera, con todos tipos de tráficos como por ejemplo lo de la sangre para contaminar a otra persona ya enferma que está en la cárcel para que sea trasladado en el sanatorio en el cual recibirá mejor asistencia sanitaria. Daniel a su manera va a ayudar a Horacio para que pueda de nuevo salir al ring y mismo incitarlo establecer relación con Lisandra una prostituta encerrada en el sanatorio, porque sabe que están “chalados” el uno por el otro…



¡Lo siento! No voy a contar todo, me parece mejor ver la película vale la pena, a mí me gusta mucho el hecho que los cubanos no bajan fácilmente los brazos y buscan soluciones para resolver sus problemas con los medios de los que disponen.


Agradezco a Paquita y José que me dieron ganas de ver esta película…


                                                                                                        Santiago

samedi 23 juillet 2016

El olivo

Es una película española dirigida por Iciar Bollain y protagonizada por Anna Castillo (Alma), Javier Gutiérrez (su tío) y Pep Ambros (Rafa, su compañero de trabajo). Es un cuento de hoy…


Érase una vez una chica, Alma, de más o menos 20 años de edad que desde pequeña tiene una relación muy especial con su abuelo propietario de un olivar en el sur de España. Un día, la familia decide de vender uno de lo más viejo olivo, 2000 años, a pesar de la oposición del abuelo el cual por lo tanto va a perder el hablar y poco a poco dejarse morir.


Alma no lo acepta y después de varios intentos para hacerlo entrar en razón, le promete de buscar el árbol y de devolvérselo, así con la ayuda de amigas para localizar el olivo, Alma convence su tío y Rafa enamorado de ella, de ir rumbo a Alemania con un camión para recuperar el olivo.



A través de esta aventura hay muchos símbolos, lo no dicho en la familia, la perdida de la infancia, la búsqueda de las raíces y la dificultad de la gente adaptarse con la mundialización, antes de la crisis y con el dinero fácil el derroche y luego vemos una denuncia social, la corrupción y el empobrecimiento...
A pesar de la carga social los actores consigan pasar del drama a la comedia muy fácilmente y hacen de esta fábula improbable un momento agradable.

                                                                                                                         Santiago

mardi 14 juin 2016

Opinión con respecto a la exposición de Cristina Iglesias


La iniciativa del Museo de Grenoble por el mismo director que había organizado una exposición de la escultura española en "La Maison Carrée" en Nîmes en 2000, nos permite descubrir esta artista más conocida en otros países que Francia.

Como para toda obra artística, necesitamos claves para comprender mejor el trabajo de los artistas.
Pero después, la percepción frente a la obra procede de las impresiones y de las afinidades de cada uno.

Tras la visita, me parece el trabajo de Cristina Iglesias a la vez fascinante, onírico y un poco inquietante. Para mí, diferencio dos aspectos principales en esta obra:


En  primer lugar, sus esculturas sumergidas me evocan las ruinas de la Antigüedad como por ejemplo las del puerto de Alejandría en Egipto o también el mito de la ciudad perdida de Atlántida. Son las obras que prefiero también las otras que juegan con la luz y las sombras tal las esculturas parecidas a las celosías orientales.


De otra parte y por el contrario, mi reticencia está más fuerte frente a las obras como « Pozo I », « Pozo III » o « Inhotim 07 ». Aquí no adhiero totalmente a lo que me parece una invitación a entrar a una matriz maternal o a regresar al líquido amniótico de la madre.


                                                                                                              JJ Pellegrin

mercredi 8 juin 2016

Francisco de Zurbarán (1598-1664): La Adoración de los pastores

El general Leon de Beylié (1849-1910), aficionado del arte, dio, en 1904, al museo de Grenoble, los cuatro cuadros de Francisco de Zurbarán. Las cuatro pinturas sobre el tema de “La Infancia del Cristo” fueron realizadas para la cartuja de Nuestra Señora de la Defensión, en Jerez de la Frontera cerca de Cádiz, fundada en 1478 y terminada al principio del siglo XVII.



« La Adoración de los pastores », Museo de Grenoble
(1638-39, óleo sobre lienzo, 267 x 185)

Contexto histórico: contra Reforma. El concilio de Trento (medio del siglo 16) les dio directivas a los artistas para reaccionar contra la subida del protestantismo.
La composición se aparta del estilo llamado " tenebrismo " de los comienzos del pintor, con una perspectiva y un fondo de paisaje indefinido. Los personajes son agrupados delante de una escena. Los colores son vivos.
Parece constituida por dos pisos separados por un decorado inquietante, y como ocurre a menudo, con una columna oscura, que une la tierra y el cielo. Los ángeles están presentes por todas partes, sobre tierra como al cielo, se regocijan y aseguran el enlace entre ambos lugares.
Se trata, en efecto, de poner de relieve la proximidad de la gente sobrenatural y de la gente natural, de hacerle muy familiar para los creyentes hasta los más humildes.
El tratamiento de los personajes es muy individualizado: por sus actitudes y la expresión de las caras, en oposición a la idealización de las caras de María y José y el realismo de los de los pastores.
En medio de la escena de abajo emerge el niño Jesús, acostado sobre la sábana muy blanca y casi deslumbrante.
Nosotros, espectadores somos convidados a participar al acontecimiento por la pequeña pastora (a la izquierda del cuadro) que nos señala con el dedo el divino niño. Joven pastora cuyos rasgos groseros y colorados de la cara permiten suponer que forma parte de "los inocentes" a los cuales el reino de los cielos pertenece, según las palabras del Cristo. Así por su composición, este cuadro nos dice que el divino no es inaccesible al hombre si no al contrario próximo de él.
El cuerpo blanco del niño Jesús se desprende sobre blancura brillante de la ropa blanca, atrae la mirada del espectador hacia lo esencial (el Cristo, " luz del mundo ").
Delante del cuadro, abajo, están dispuestas las ofrendas modestas de los pastores: una cesta de huevos (símbolo de vida), un pote, un cordero de préstamo al sacrificio (símbolo del sacrificio del Cristo).
Zurbarán juega sobre todos los registros: idealización de las caras y el realismo; sobre los estilos: el de Caravaggio en la utilización del claroscuro, y mostrando una gama de colores a manera de los pintores clásicos o barrocos; mezcla los géneros: pintura religiosa y bodegón. Al final, moviliza todos los recursos de la pintura de su época para hacer esta obra una obra maestra: una imagen perfecta de la guardería infantil.

Fuentes:
1) Agnès Ribaud, Museo de Grenoble:
2) Elisabeth Lamour:


Miguel Zigone

dimanche 5 juin 2016

Hermano Alonso de Ocana por Juan de Valdés Leal

Juan de Valdés Leal es uno de los máximos representantes de la pintura barroca en España.
Nació en 1622 en Sevilla y murió  allí en 1690. Se formó en Córdoba. Dispuso de un taller en su casa, donde realizó sus primeras obras.
En 1649 Córdoba sufrió una epidemia de peste y Valdés Leal y su familia se trasladó a Sevilla.
Tras una estancia en Madrid, decide instalarse definitivamente en Sevilla, donde tendrá que hacer frente a la competencia de Murillo, que ocupaba el puesto de primer pintor. Sin embargo, no le faltarán numerosos encargos, como una serie de obras que realiza para el monasterio de San Jerónimo: 6 sobre la vida del santo, 3 de los fundadores de la orden y 12 sobre frailes notables de la orden. Comienza este trabajo en 1656-1657.
El retrato del  hermano Alonso de Ocana est uno de los doce.
Sobre un fondo oscuro destaca la figura estática, de tamaño natural, del monje vestido con un hábito blanco y un escapulario marrón, un poquito escondido, el severo hábito monástico de la orden de los frailes de San Jerónimo.
La luz que cae de arriba a abajo como en la mayoría de los cuadros barrocos ilumina la mitad izquierda de la obra, nos permite admirar la riqueza del tejido, los numerosos pliegues del hábito y el rico encaje dorado. Ilumina también la mitad de la cara: los ojos son oscuros, la mirada está fija y vacía.
La cabeza ligeramente inclinada parece pequeña con respecto al  cuerpo imponente.
Las manos con dedos largos y finos permiten comprender que el hermano no realiza trabajos manuales, que su vida es por supuesto una vida religiosa de asidua oración y penitencia.
Lleva en su mano derecha una bandeja con los objetos de culto, vinajeras de oro con piedras preciosas para las misas cotidianas que tiene costumbre de celebrar.
En la mano izquierda lleva un libro que puede ser los Evangelios.
En el fondo oscuro, marrón, Juan de Valdés Leal evoca a la derecha dos pasajes de la vida del fraile en dos cuadros que se distinguen con dificultad: abajo dos caballeros acuerdan que Alonso de Arcana era y es noble y arriba, la Santísima Virgen  y un ángel nos indican su vida actual y también su vida en el  paraíso después de la muerte.
Juan de Valdés Leal posee un estilo de gran expresividad, se interesa más por la expresión que por la belleza.  Posee un dibujo contundente y una dramática iluminación.
El estilo de Juan de Valdés Leal es absolutamente barroco.


Bruna

A propósito de la exposición de Cristina Iglesias

Me gusta mucho esta exposición porque es una experiencia física y sensorial para el visitante.
Puede entrar y pasear en algunas obras o alrededor de las otras.



Hay la transparencia del agua y del acuario, el ruido de los pozos, la ligereza de los tejidos con las sombras de las letras en las paredes, el ahogo del laberinto vegetal con los espejos deformantes, la extrañeza inquietante de la vegetación y a la vez la poesía de las fotografías.

El visitante está empujado en sus referencias: quizás no hay ningún remanso de paz en un mundo cada vez más enigmático.

La visita de las obras de los otros artistas españoles fue interesante en particular el descubrimiento Carlos Cruz Diez (venezolano). Su trabajo de los colores es caluroso y asombroso.

                                                                                 Cristina                                                                                                                                 

Un día en el museo

Llueve a cántaros, los tranvías no circulan, no importa: voy a pasar el día en el museo, con La Tertulia…

Después de un almuerzo de charlas y de risas, (y de comida, por supuesto), Ligia y Armonía, llevan las riendas de la visita. Empezamos por la exposición de Cristina Iglesias que recorrimos como un lugar exótico, entre sus claustras de fibras de metal o de sisal trenzadas donde nuestras guías nos invitan a buscar las letras o palabras sacadas de algún texto antiguo que la artista disimuló en su obra. Mientras que nuestras miradas se abren a estas ligeras arquitecturas de luz y de líneas que proyectan sus sombras en suelos y techos,  nos transmiten las informaciones que completan y profundizan nuestras impresiones.
Luego, pasamos a una sala ocupada por una fuente cuadrada tapizada de formas sinuosas, raíces o serpientes, ondulando, inmóviles; el agua les cubre y descubre en un espectáculo fascinante y vagamente inquietante. Más allá, otro pozo muestra rocas lisas apiladas, color de acero, que el agua inunda y abandona con un suave ruido sosegado.
En las paredes están grandes serigrafías sobre seda o metal, fotos ampliadas de creaciones de la artista que ofrecen otras visiones de sus obras.
Más lejos, entramos en un laberinto vegetal, de un verde oscuro, que me hace pensar en los cuentos de hadas, en que el hechizo linda el miedo.
Tanto en mis reflexiones como en los comentarios de nuestros cicerones, se va confirmando el tema predilecto de Cristina Iglesias ; la necesidad de abrir a la naturaleza los espacios de la vida, permitirle que sea protegida, explicada, profundizada, enseñada, como atestiguan las obras monumentales que ha sembrado por todas partes del mundo.

Ahora sé que voy a volver, habiendo almacenado más razones de interesarme en esta creadora, y de admirarla.

No se acaba aquí el programa, desde hace dos semanas, los alumnos del grupo tenían que preparar una corta presentación de una de las obras españolas o latino-americanas del museo. Primero, La Pentecostés del Greco prestada por El Prado, después, pinturas religiosas del siglo XVII: De Rivera, Valdés Leal, Zurbarán y, finalmente, cuadros y esculturas de Picasso, Miró, J. Gris, J. González,J. Muñoz, E. Chillida, así que del Venezolano C. Cruz Díez. Como soy curiosa, me interesa comprender los cuadros, incluso cuando no me atraen (sobre todo si son mis compañeros que prepararon las presentaciones).

Ahora, sí, que es hora de irnos de este lugar, hermoso, apasionante y adictivo.

Gracias a todos por haber compartido con vosotros este día memorable y un abrazo especial por nuestras guías, hasta pronto.

                                                                                 Mónica, La Tertulía