mardi 7 février 2023

Tercera sesión del Club de Cine con...

Pan de limón con semillas de amapola, del director español Benito Zambrano.

Fue rodeada en 2021 y es basada en la novela de Cristina Campos que colaboró en la escritura del guion.

La película se desarrolla en el pueblo soleado de Valldemossa, en Mallorca. Es una película agradable y suave con cinco mujeres hermosas que forman una «tribu».


Dos hermanas se encuentran en el pueblo para vender la panadería que acaban de heredar de una mujer que no conocen. Eso creen y dicen.

La hermana mayor, Anna, vive en las cercanías del pueblo con su marido Armando, y su hija adolescente, Anita, en una casa hermosa que es la casa de los padres.

La hermana menor, Marina, es ginecóloga en una misión en África.

Al inicio las dos hermanas están muy nerviosas. Hace catorce años que no se han encontrado. Marina que se nota muy contrariada, quiere acabar con el asunto cuanto antes para volver a su trabajo, mientras que Anna desea acogerla en su casa, pasar tiempo con ella y discutir, le dice que la ha hechado de menos. Marina se lo niega y se aloja en el hostal de Úrsula.

Entendemos que el padre les separó, mandando a Marina a estudiar en el extranjero cuando tenía 14 y que después hubo un conflicto con Armando por lo cual Marina decidió no volver a la isla.

La dueña de la panadería era Lola quién falleció; ahora la gestiona Catalina: cada día hace el pan y lo vende. Catalina es desagradable y dura. No quiere contestar a las preguntas de las hermanas: dice que no sabe el porqué de la herencia y se enfada cuando les preguntan si Lola era una «cachonda». Sólo dice que Lola empezó de panadera cuando se le murió el marido en el incendio del horno y que la abuela Nerea le prestó dinero, por lo tanto tenía el veinte por ciento del negocio; dice también que, de joven, Lola estuvo de sirvienta en la casa de sus padres.

Marina decide quedarse unos días más para aclarar la situación, ¿cuál es el enlace entre su abuela y esa Lola, por qué le prestó dinero, por qué tenía el 20% de la panadería?

¿Vender la panadería? Marina dice que tiene que pensarlo y enseguida su hermana le da a conocer que necesitan el dinero, ya que con su marido están pasando una mala racha, que están arruinados, que les han quitado todo, menos la casa porque la poseen las dos. Marina está muy mal, quiere comprender.

Por lo tanto, sigue la historia: a Anna se le descubre un cáncer y tienen que operarla, la contaminó su marido, dominante, desagradable, deshonesto y hasta mafioso, la hija de Anna sufre acoso en su colegio de pijos adinerados, Marina traba amistad con Úrsula y se va a trabajar cada noche a la panadería, a hacer pan como lo han aprendido de su abuela.

Poco a poco, las cosas cambian, se apaciguan. Anna se queda floja, haciendo quimioterapia, vive en un piso con su hija que la cuida con mucho cariño. Catalina se abre, habla y acepta que las hermanas ensayen la receta del pan de limón con semillas de amapola que han encontrado en el cuaderno recuperado en el piso de Lola.

Al mudarse, Anna se ha llevado un baúl antiguo de su padre donde encuentra fotos de Lola. Es un choque porque Lola se parece muchísimo a Marina. Acorralada, Catalina no tiene más que contar la vida de Lola: jovencita, entró a trabajar como criada en la casa familiar donde la abuela la consideró como si fuera su hija. Se enamoró del padre y el padre de ella, así que quedó embarazada a los 17 años. La abuela la metió con las monjas mientras los padres se iban una temporada a Madrid.

Al regresar, se vienen con el bebé: la abuela había convencido a Lola que era el padre que tenía que hacerse cargo de la niña para darle un futuro y su mujer no tuvo más remedio que aceptar. Lola viene a trabajar para el farmacéutico del pueblo, se casa y cuando muere su marido, hace de panadera. Dice Catalina que sufrió toda la vida por su hija, que ni un solo día dejo de pensar en ella.

Cada 18 de agosto se sentaba cerca del puerto para ver pasar a su hija, a la ida y a la vuelta, cuando su padre la llevaba de paseo en su barco, para su cumpleaños. Cuando se fue Marina, el padre vino a decírselo a Lola y desde entonces venía a visitarla todos los jueves. Y ella pensaba que podrían vivir juntos y que su hija podría conocer la verdad.

Entiende entonces Marina por qué sentía que su madre no la quería, la rechazaba y le echaba a culpa, por qué la mandaron al extranjero.

El secreto conocido es cuando llegan a hacer por fin un pan de amapola idéntico al de Lola y cuando Anna decide acabar con la vida. Lo ha pensado bien, sufre demasiado, le han dicho que no se podía curar y no le proponen más que paliativo. Quiere irse con consciencia plena. Van las dos hermanas en el barco del padre a la playa de su infancia, donde muere Anna, en brazos de Marina.

Si la mayor parte de la película se desarrolla en Valldemossa, otra ocurre en África, donde trabaja y vive Marina.

La escena de entrada de la película es muy fuerte, cuando Marina da a luz a una niña, Aldina, cuya madre muere en el parto.

Marina le coge cariño y decide adoptarla, con su novio Mathias, voluntario de la misma misión o sola. A pesar de todas las reflexiones y dificultades, lo va a lograr.

 

De una manera muy sutil esta película evoca varios temas como el destino de las chicas con posibles y sin estudios que han de casarse y dependen de su marido; de los maridos ausentes y que dominan a su mujer; de la adolescencia y del apego de una madre a su hija o de la hija a su madre; del peso de la familia y de la ley social, del acoso.

Habla también de la enfermedad, del cáncer y del uso de la marihuana como medicamento; es un alegato en favor de un fin de vida elegido y dulce donde se acompaña al paciente.

Habla de la adopción y las leyes que la registran; hasta de la cooperación entre África y España.

Sobre todo, habla mucho de amor. Diversos temas tratados de una manera muy suave que apoyan la gran idea que todos podemos cambiar, tenemos derecho a hacerlo y cambiamos.

 Juanita