- ¿Qué tal Domingo? ¿Qué te pasa ? me pregunta mi amigo Gérard, gran pescador y también gran poeta de Beziers.
- Hombre , me siento muy mal ..Tengo como un rompecabezas,
- le contesto a punto de llorar-Tengo que escribir unas palabras sobre un
cuadro, cualquier que sea de Salvador Dalí para el próximo miércoles, y como es
muy rigurosa e inflexible la profesora. Es absolutamente obligatorio o no seré
admitido en clase para el año próximo ¿Y sabes? Mi historia con Dalí, no es fácil porque
al principio, hace mucho tiempo me gustaban mucho sus pinturas, yo te hablo mucho
antes de internet. En esa época a veces, yo iba a los museos, fui también a
Figueras a ver su casa y algunas obras…pero poco a poco el señor Dalí me ponía
cada vez más nervioso. Para mí, hacía demasiado su bailecito con sus ojos, sus bigotes, su ego; también
la estación de ferrocarril de Perpiñán…Entonces, frente a tanto marketing pintural,
mi historia con él se acabó.
- Bueno -me dice Gérard- no te preocupes, te voy a ayudar:
te escribo una pequeña historia y tú la presentas a tu profesora y tus compañeros…
¿Cuál cuadro escogemos? dime…
- Guernica -le contesto-
- ¡Huy! No creo que sea de Dalí : es de
… ¿¿?? …no importa. Mira, de Dalí… Hay “ Los relojes flácidos" ..¿Si? …pero…
no…bueno, tú prefieres “Figura en la ventana” ¿verdad? ¿Está bien?
...y
Gérard cumplió su palabra y me mandó su texto el día siguiente…pero en francés…entonces
tuve que traducirlo o mejor dicho tratar de traducirlo… Esto es el resultado de
su ¿eh? ...disculpen… de nuestra colaboración:
Paréntesis
Mirada lejana, la bellísima catalana, en su vestido ligero, sueña...Más allá
del puerto, un alma solitaria pone sus redes.
Al caer la noche, los brazos pesados, los ojos cansados, Pedro encontrará a Julia,
le contará su día de pesca y su cotidiano.
Al Horizonte, a toda vela, casco ligero, un velero se aleja de la tierra. Al
timón, está Juanito, su primer flirteo. Se va a un crucero en el gran mar azul.
En el puente,
Julia, los cabellos perfumados de rocío, canta, baila. Su vestido flota al
viento. Ella está feliz. Juanito le lleva un coctel.
Sonrisas cómplices,
él le muestra un delfín que juega en la proa, luego otro, le sigue un tercero, espectáculo
gigante en la arena del agua. Reflejos de plata al alcance de la mano. Tanta
elegancia le llega a lo más profundo de su ser. Los ojos enrojecidos, ella se
impregna de este momento…
El
teléfono suena, Pedro vuelve al Puerto.
Construcción blanda de judías hervidas |
Fin del sueño
Dominique
Relojes blandos |
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