Pan de limón con semillas de amapola, del director español Benito Zambrano.
Fue rodeada en 2021 y es basada en la novela de Cristina
Campos que colaboró en la escritura del guion.
La película se desarrolla en el pueblo soleado de Valldemossa, en Mallorca. Es una película agradable y suave con cinco mujeres hermosas que forman una «tribu».
La hermana mayor, Anna, vive en las cercanías del pueblo
con su marido Armando, y su hija adolescente, Anita, en una casa hermosa que es
la casa de los padres.
La hermana menor, Marina, es ginecóloga en una misión en
África.
Al inicio las dos hermanas están muy nerviosas. Hace catorce
años que no se han encontrado. Marina que se nota muy contrariada, quiere
acabar con el asunto cuanto antes para volver a su trabajo, mientras que Anna
desea acogerla en su casa, pasar tiempo con ella y discutir, le dice que la ha
hechado de menos. Marina se lo niega y se aloja en el hostal de Úrsula.
Entendemos que el padre les separó, mandando a Marina a
estudiar en el extranjero cuando tenía 14 y que después hubo un conflicto con
Armando por lo cual Marina decidió no volver a la isla.
La dueña de la panadería era Lola quién falleció; ahora
la gestiona Catalina: cada día hace el pan y lo vende. Catalina es desagradable
y dura. No quiere contestar a las preguntas de las hermanas: dice que no sabe
el porqué de la herencia y se enfada cuando les preguntan si Lola era una «cachonda».
Sólo dice que Lola empezó de panadera cuando se le murió el marido en el
incendio del horno y que la abuela Nerea le prestó dinero, por lo tanto tenía
el veinte por ciento del negocio; dice también que, de joven, Lola estuvo de
sirvienta en la casa de sus padres.
Marina decide quedarse unos días más para aclarar la
situación, ¿cuál es el enlace entre su abuela y esa Lola, por qué le prestó
dinero, por qué tenía el 20% de la panadería?
¿Vender la panadería? Marina dice que tiene que pensarlo
y enseguida su hermana le da a conocer que necesitan el dinero, ya que con su
marido están pasando una mala racha, que están arruinados, que les han quitado
todo, menos la casa porque la poseen las dos. Marina está muy mal, quiere
comprender.
Por lo tanto, sigue la historia: a Anna se le descubre un
cáncer y tienen que operarla, la contaminó su marido, dominante, desagradable,
deshonesto y hasta mafioso, la hija de Anna sufre acoso en su colegio de pijos
adinerados, Marina traba amistad con Úrsula y se va a trabajar cada noche a la
panadería, a hacer pan como lo han aprendido de su abuela.
Poco a poco, las cosas cambian, se apaciguan. Anna se
queda floja, haciendo quimioterapia, vive en un piso con su hija que la cuida
con mucho cariño. Catalina se abre, habla y acepta que las hermanas ensayen la
receta del pan de limón con semillas de amapola que han encontrado en el cuaderno
recuperado en el piso de Lola.
Al mudarse, Anna se ha llevado un baúl antiguo de su
padre donde encuentra fotos de Lola. Es un choque porque Lola se parece
muchísimo a Marina. Acorralada, Catalina no tiene más que contar la vida de Lola:
jovencita, entró a trabajar como criada en la casa familiar donde la abuela la
consideró como si fuera su hija. Se enamoró del padre y el padre de ella, así
que quedó embarazada a los 17 años. La abuela la metió con las monjas mientras
los padres se iban una temporada a Madrid.
Al regresar, se vienen con el bebé: la abuela había
convencido a Lola que era el padre que tenía que hacerse cargo de la niña para
darle un futuro y su mujer no tuvo más remedio que aceptar. Lola viene a
trabajar para el farmacéutico del pueblo, se casa y cuando muere su marido,
hace de panadera. Dice Catalina que sufrió toda la vida por su hija, que ni un
solo día dejo de pensar en ella.
Cada 18 de agosto se sentaba cerca del puerto para ver
pasar a su hija, a la ida y a la vuelta, cuando su padre la llevaba de paseo en
su barco, para su cumpleaños. Cuando se fue Marina, el padre vino a decírselo a
Lola y desde entonces venía a visitarla todos los jueves. Y ella pensaba que
podrían vivir juntos y que su hija podría conocer la verdad.
Entiende entonces Marina por qué sentía que su madre no
la quería, la rechazaba y le echaba a culpa, por qué la mandaron al extranjero.
El secreto conocido es cuando llegan a hacer por fin un
pan de amapola idéntico al de Lola y cuando Anna decide acabar con la vida. Lo
ha pensado bien, sufre demasiado, le han dicho que no se podía curar y no le
proponen más que paliativo. Quiere irse con consciencia plena. Van las dos
hermanas en el barco del padre a la playa de su infancia, donde muere Anna, en
brazos de Marina.
Si la mayor parte de la película se desarrolla en
Valldemossa, otra ocurre en África, donde trabaja y vive Marina.
La escena de entrada de la película es muy fuerte, cuando
Marina da a luz a una niña, Aldina, cuya madre muere en el parto.
Marina le coge cariño y decide adoptarla, con su novio
Mathias, voluntario de la misma misión o sola. A pesar de todas las reflexiones
y dificultades, lo va a lograr.
De una manera muy sutil esta película evoca varios temas
como el destino de las chicas con posibles y sin estudios que han de casarse y
dependen de su marido; de los maridos ausentes y que dominan a su mujer; de la
adolescencia y del apego de una madre a su hija o de la hija a su madre; del
peso de la familia y de la ley social, del acoso.
Habla también de la enfermedad, del cáncer y del uso
de la marihuana como medicamento; es un alegato en favor de un fin de vida
elegido y dulce donde se acompaña al paciente.
Habla de la adopción y las leyes que la registran; hasta
de la cooperación entre África y España.
Sobre todo, habla mucho de amor. Diversos temas tratados
de una manera muy suave que apoyan la gran idea que todos podemos cambiar,
tenemos derecho a hacerlo y cambiamos.
Juanita
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