samedi 26 décembre 2015

Día de las tejas y Cercas

¿Desaparición u otra vida?

Tuvieron un problema muy importante  los representantes de la ciudad de Grenoble después de la jornada de las tejas el día del  7 junio de 1788. Pasada la cólera de los ciudadanos  contra el nuevo decreto real y el entusiasmo que se comunicó a todos los participantes por haber logrado oponerse al rey, a sus ministros, a sus mandatarios, enfrentarse al ejército, y ganarse el apoyo de los magistrados, tuvieron que encarar la realidad cruda, inmediata, y despiadada :
¿Qué hacer con las tejas quebradas?
Frente al montón de pedazos en todas las calles de Grenoble, era imposible  circular con los carruajes y aun con las sillas a portador. El primer cónsul de la ciudad ordenó  cerrar algunas calles y de decretar muchas otras a dirección única. De una parte faltaban las cercas y las señales de tráfico,  y de otra parte el pueblo manifestó su irritación por esas medidas que le crearían muchas limitaciones. No podían estacionar en frente de las tiendas, no podían acceder cómodamente hasta el centro de la ciudad. Los comerciantes, los clientes, nobles o gente pobre, las guardias civiles, los hombres de iglesia no podían vivir como antes.
Una delegación se presentó en el palacio del primer cónsul que llamó a uno de sus amigos, Claude Perier el  banquero  y empresario de mobiliario urbano que aceptó poner a disposición  su castillo de Vizille. Claude Perier conocía muy bien las tejas y las cercas y comprendió nmediatamente la importancia del problema.
El 21 de julio 1788 en la sala de juego de palma del castillo de Vizille todos los representantes de la población de la ciudad se enfrentaron al problema  ¿qué hacer con las tejas quebras?
Los debates fueron muy animados, las proposiciones numerosas pero algunas muy raras. ¿Necesitaba reducir todavía los pedazos a la misma medida, sortear por categoría? ¿Necesitaba edificar nuevos almacenes a pesar de la crisis inmobiliaria,  adquirir nuevos terrenos, alquilar carros privados para el transporte, o utilizar carros compartidos? No sin olvidar las cercas que son imprescindibles de cada medida.
No lograron  adoptar una solución común, pero estuvieron  muy contentos cuando algunos días después el rey de Francia renunció a su decreto y llamó a los representantes del parlamento de Dauphiné.
Los montones de pedazos de tejas sin embargo permanecieron  en Grenoble detrás de las cercas en los parques públicos y los terrenos baldíos.
Cien años  después en 1888 el presidente Sadi Carnot inauguró una fiesta de conmemoración de  la revuelta de las tejas, pero aunque no hubiera más pedazos de tejas en las calles, el problema no se encontraba solucionado claramente. ¿Donde  estuvieron escondidos los fragmentos, en las casas, en los pasillos, en los hornos a pan, en los muros de casa? ¿quién sabe?
Solo están las cercas, que podemos ver en todas partes.
Este año 2015, el alcalde de Grenoble Eric Piolle tuvo la idea de festejar el día de las tejas y recordar a todos los ciudadanos que desde hace más de dos cientos años nos enfrentamos al problema de las tejas. ¿Qué hacer con ellas? ¿Ponerlas en los techos o utilizarlas como una herramienta de poder…?
Consejo sabio, nunca pasa el pasado…
                                                                                                             Juan Bernard

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