lundi 28 décembre 2015

Día de las tejas y Cercas

UN RECUERDO DE STENDHAL


¡Señor Henri! ¡Señor Henri! ¡Vuelva! ¡Esto puede ser peligroso!

La voz estridente del abad Raillane que normalmente perfora las paredes apenas llega  abrirse camino hasta el señorito. Hay que decir que por una vez, Henri se divierte mucho. En el balcón del apartamento de su abuelo, el buen doctor Gagnon, este sábado 7 de junio de 1788, ve desfilar a una muchedumbre aulladora que se asoció con los magistrados de la ciudad.

Alertados por las campanas que suenan desde horas, los campesinos acuden de todas partes y se introducen por todos los medios en la ciudad. En caso de necesidad, no vacilan a escalar las cercas.

Medio divertido, medio asustado ve al gentío que comenzó a quitar los adoquines, subir a los tejados y empezar a echar una verdadera lluvia de tejas y de piedras hacia abajo.

Tiene cinco y medio anos y está asistiendo a la « Journée des Tuiles » que anuncia los días revolucionarios de 1789.

El hombre reabre los ojos y mira al joven, periodista en el « Journal de Paris ».

·Usted me pregunta por qué mi obra esta inacabada. Mire, creo que la Historia se va como la de los hombres :
·El pasado explica el presente y la rueda continua girando, nunca se acaba.

Todo lo que me ha echo, lo debo a lo que viví de niño:

·El odio de la monarquía, de la hipocresía, de la religión, yo que fui educado a la muerte de mi madre por un padre abogado en el Parlamento, taciturno, piadoso e hipócrita.
·La pasión de los raciocinios exactos a causa del abad Raillane, enemigo jurado de la lógica y del raciocinio.
·El amor de Italia, país de la familia de mi madre tan adorada.
·Me gusta la energía, la pasión, la juventud, yo que crecí entre  adultos enemigos de cualquier alegría y diversión, lejos de cualquier amistad infantil.

Según « La vie de Henry Brulard »
Stendhal, 1783-1842
                                                                                     Florence Lassere

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