Estas composiciones tienen sus
orígenes al final del virreinato. Diversas fuentes mencionan a Fray
Joaquín Bolaños como el autor de la calaverita más antigua de México, La
portentosa vida de la Muerte, un largo texto donde el escritor afirma:
"Desabrida es la muerte más para que no te sea tan amarga su memoria, te
la presento dorada o disfrazada con un retazo de chiste... Va en forma de
historia porque quiero divertirte". Dicha obra fue publicada en 1992 por
El Colegio Nacional.
Más adelante, estos poemas fueron
redactados "a modo de burla sobre los largos y ostentosos nombres y
epitafios utilizados por los nobles y poderosos de la época virreinal".
Eran, por lo general, una crítica social dedicada a algún miembro
del estado, indica el sitio "Calaveras literarias"
Aunque estos textos de tono
irónico fueron reprimidos desde sus inicios, eso no impidió que florecieran en
el México independiente y se hicieran populares entre la población. Ya en el
siglo XIX, el grabador José Guadalupe Posada les dio un giro a las
calaveritas gracias a sus ilustraciones y a la creación de la "Calavera
garbancera", que más tarde Diego Rivera estilizó como la célebre
"Catrina".
Calavera garbancera (1912) |
Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central (1947) |
En este lienzo la calavera aparece con su creador, José Guadalupe Posada y una versión infantil de Rivera y con Frida Kahlo.
Extraído del periódico El Universal
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