vendredi 30 novembre 2018

Leyendas de Guatemala


                                                               El padre sin cabeza

Esta leyenda se originó en las ruinas de los templos abandonados como en la Antigua Guatemala, Santa Inés una aldea que está en la entrada de Antigua Guatemala. Se dice que aparece en las noches con la luz de la luna, "un cura que, rodeado de incienso, celebra misa", pero cuando está lo suficientemente cerca se puede distinguir que no tiene cabeza.

El "cura sin cabeza" es también conocido como el Sacerdote, Fraile o Padre sin cabeza, es un fantasma que deambula por las noches, sin embargo luce como un sacerdote católico vestido con sotana pero con la cualidad de no tener cabeza. También se ha escuchado que aparece en el interior de recintos religiosos celebrando misa o bien en sitios donde se guardan tesoros.

En Guatemala se ha visto a un fraile que al caminar no pisa el suelo, regularmente en iglesias más antiguas como La Merced, Catedral, Santo Domingo y San Francisco. Se asegura que al verlo fijamente se vuelve transparente y se distingue sin cabeza. Hay quienes aseguran que al llamar su atención o intentar entrar en contacto con él, este deja una sensación de malestar, náusea, miedo, escalofríos y deja una extraña impresión de tener las piernas hinchadas.
Los arrieros eran quienes desafortunadamente se encontraban al fraile con más frecuencia, lo describían como un hombre de estatura alta de sotana negra y estola blanca. Al encontrarse con el espanto a diez metros de distancia, este desaparecía provocando que el arriero sintiese un frío helado con el objetivo de paralizarle. Después de unos pasos más, el cura había pasado a través de las mulas junto al arriero y continuaba su camino.

Sin embargo hay varias versiones sobre esta leyenda, pues otros aseguran que el cura llevaba la cabeza debajo del brazo envuelta en hojas sanguinolentas y amarradas con bejucos que recogía en el bosque.

Se resalta la historia de Abelino Chaj, un albañil al que le gustaba mucho la bebida, quien era vecino de San Miguel Petapa. Las personas que lo veían en estado de ebriedad malgastando su dinero, lo invitaron a asistir a misa pero este muy enojado respondió que no creía en lo que los curas decían. Una noche se encontraba saliendo de una cantina cerca de la antigua iglesia de San Miguel Petapa, al escuchar el sonido de las campanas curiosamente decidió acercarse para corroborar lo que escuchaba. Cuando entró observó una nube de humo frente al altar, se percató que un religioso presidia la misa pero su sorpresa fue grande, pues se dio cuenta que el cura encargado de la misa no tenía cabeza. Al instante cayó muerto al suelo, los ancianos aseguraban que sufrió dicho accidente porque cometió blasfemia en contra de lo más sagrado lo cual eran las enseñas de Cristo.

                                                                                                  Fuente: publirutagt.com, wikipedia.org

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