mercredi 22 mars 2023

GUERNICA, escultura de Martín Chirino por Ana-María D

 

GUERNICA

 

 Aquel lunes, el 26 de abril de 1937, día de mercado, el viento jugaba, cambiando de dirección, como espirales que iban y venían.

Guernica estaba en paz.  Girando, Victoria paseaba por los pasillos, inhalando con alegría los olores de los puestos y riéndose de los juegos de palabras inventados por los vendedores.

Estaba más contenta que un niño con zapatos nuevos porque pensaba también en otro viento, ese viento de rebelión y de reconocimiento que estaba creciendo: el derecho al voto, al divorcio, al derecho al aborto. ¡Qué victorias! Este sentimiento de libertad la hizo fuerte y feliz.

Entonces el cielo se oscureció, se volvió negros como una boca de lobo. Como un yunque cayendo sobre la fragua, comenzaron los bombardeos. Victoria se refugió en una pequeña tienda y su corazón se detuvo, llevado en una espiral de confusión.


Dos horas y media, dos horas y media de horror, dos horas y media de gritos, de ruido, dos horas y media paralizada, dos horas y media de desgarro, dos horas y media donde el tiempo detenido en el centro de la espiral era una eternidad.

Y como un boomerang, se fueron los pájaros grises, se fue la espiral, iluminando el espacio brillante y la incomprensión, el enigma se hizo revelación.

Guernica volverá a levantarse, Victoria volverá a vivir.

 

Natalia y Ana-Maria D.

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