mardi 31 décembre 2013

La Jaula de Oro




Película hispano-mexicana realizada en 2013 por Diego Quemada-Diez. Es su primer largometraje muy prometedor, después de haber trabajado en el medio de la publicidad, luego con asistente de cineastas reputados como Ken Loach et Iñarritu y  haber realizado si mismo cortometrajes que recibieron muchos premios.       

El tema de la emigración desde  América Latina hasta los Estados Unidos ha sido tratado muchas veces. Pero nunca fue tan conmovedora y original  la manera de contarnos la huida  tenaz de Sara, Juan, Samuel y Chauk, cuatro adolescentes en busca de una vida mejor.

Desde el inicio, el ambiente es muy serio, las miradas son penetrantes y graves, las palabras escasas, la determinación de estos jóvenes está a la altura de sus sueños: tenemos la sensación que podría terminarse mal la historia.

¿Sería la película un simple documental?...  Me parece que no. Estoy  convencida de que tiene también otra dimensión muy importante que nos traslada al mundo de la poesía, de las emociones  y de lo novelesco. Los personajes no son anónimos para nosotros, cada uno tiene su carácter y una personalidad muy marcada. Nos  acercamos a ellos, a su intimidad, a sus reacciones profundas; Aprendemos a conocerlos con sus miedos, sus dudas, sus prejuicios y su  moralidad instintiva o reflexionada.
Por eso, no se trata solamente del fenómeno social de la emigración en general, sino también de la iniciación de estos jóvenes a la amistad, al amor y a la crueldad del mundo actual, con sus fronteras, sus malos individuos al acecho de víctimas indefensas. 

La película es muy cruel, realista, angustiosa, desgarradora. Pero no se complace con el drama ni en el dolor. Hay momentos de gracia, de ligereza, de pureza, y de gran belleza: El sueño está omnipresente en la bruma dorada de la hierbas a la puesta  del sol, en los copos de nieve cayendo sin fin en un cielo obscuro, en la perspectiva de los rieles del tren a través de los túneles , y en la visión contrapicada de los árboles flameantes huyendo con la velocidad del tren.

La fotografía es magnífica. A veces contiene muchos símbolos tales como las manos agarradas a las rejas (como una premonición…), e imágenes que parecen salir de la obra de un pintor: la del montón de inmundicias en Guatemala al inicio de la película, y la del montón de carne lívida y sin vida del matadero, que no habrían negado Rembrandt o Soutine. Las dos imágenes parecen  responderse y quizás… evocar el sueño desilusionado.

Me encantó dicha película. Me fascinaron particularmente los personajes de Sara y Chauk el indígena, tan puros, tan espontáneos, totalmente conmovedores en su manera de comunicar púdicamente, con pocas  palabras, de interesarse uno al otro con un gran humanidad, un gran respeto de sus diferencias respectivas.

Un último consejo: no salgáis del cine precipitadamente sin haber visto el genérico que nos ofrece una maravillosa endecha (tan maravillosa que nos pone la carne de gallina, o nos hace llorar), en armonía perfecta con esta obra sutil y de gran talento, estéticamente y psicológicamente.
                                                                                                                                                             A.P

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