dimanche 29 décembre 2013

Francisco de Goya no era terco como un burro

En este día frío de febrero, la casa estaba tranquila y el señor Francisco de Goya estaba pensativo.

Había realizado recientemente diversos retratos, con éxito decíase; había acabado un importante trabajo que se estaría publicado luego en El Diario de Madrid, pero estaba preocupado por sus relaciones con Godoy. Y no eran pensamientos agradables.

Manuel Godoy siendo secretario de Estado, era un cliente importante y sobretodo poderoso; su protección era útil, quizás necesaria, pero su posición en el gobierno era criticada.

Fue interrumpido en sus pensamientos por su criada que anunció la llegada de José Mor de Fuentes su amigo periodista del  "Semanario de Zaragoza".

- Buenas tardes. Es un placer de verlo. Entre, que se hiela afuera. 

Francisco de Goya - "Asta su Abuelo"
- Muy buenas tardes. ¿Cómo está Vd.?

- Muy buen, gracias. ¿Cuáles son las noticias?
- Tengo prisa, entonces iré directamente al grano de mi  visita. Tiene que prestar atención con la publicación de sus  asuntos caprichosos, la critica viene de lo más alto  y la  reacción puede ser violenta.

- ¿Habla en serio?  No, consigo pensar que estas  pequeñitas aguafuertes y aguatintas pueden atraer la  atención de nuestros poderosos reaccionarios.

- Al contrario, principalmente las estampas comparando  nobles a animales y con títulos que, que a pesar de no ser  explícitos, pueden ser fácilmente interpretados.
Por ejemplo, a mí que  me gusta su trabajo, no aprecio  mucho este dibujo que trata de un pobre animal  genealogista.

El Sr. Francisco le interrumpió bruscamente.
 - Muy bien, muchas gracias lo tomaré en cuenta y veré  que  puedo hacer con esta publicación.

De Fuentes se despidió del Sr. Francisco.

La semana siguiente Francisco de Goya retiró de la venta las estampas. 
                                                                                                                                André V

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