mercredi 8 juin 2016

Francisco de Zurbarán (1598-1664): La Adoración de los pastores

El general Leon de Beylié (1849-1910), aficionado del arte, dio, en 1904, al museo de Grenoble, los cuatro cuadros de Francisco de Zurbarán. Las cuatro pinturas sobre el tema de “La Infancia del Cristo” fueron realizadas para la cartuja de Nuestra Señora de la Defensión, en Jerez de la Frontera cerca de Cádiz, fundada en 1478 y terminada al principio del siglo XVII.



« La Adoración de los pastores », Museo de Grenoble
(1638-39, óleo sobre lienzo, 267 x 185)

Contexto histórico: contra Reforma. El concilio de Trento (medio del siglo 16) les dio directivas a los artistas para reaccionar contra la subida del protestantismo.
La composición se aparta del estilo llamado " tenebrismo " de los comienzos del pintor, con una perspectiva y un fondo de paisaje indefinido. Los personajes son agrupados delante de una escena. Los colores son vivos.
Parece constituida por dos pisos separados por un decorado inquietante, y como ocurre a menudo, con una columna oscura, que une la tierra y el cielo. Los ángeles están presentes por todas partes, sobre tierra como al cielo, se regocijan y aseguran el enlace entre ambos lugares.
Se trata, en efecto, de poner de relieve la proximidad de la gente sobrenatural y de la gente natural, de hacerle muy familiar para los creyentes hasta los más humildes.
El tratamiento de los personajes es muy individualizado: por sus actitudes y la expresión de las caras, en oposición a la idealización de las caras de María y José y el realismo de los de los pastores.
En medio de la escena de abajo emerge el niño Jesús, acostado sobre la sábana muy blanca y casi deslumbrante.
Nosotros, espectadores somos convidados a participar al acontecimiento por la pequeña pastora (a la izquierda del cuadro) que nos señala con el dedo el divino niño. Joven pastora cuyos rasgos groseros y colorados de la cara permiten suponer que forma parte de "los inocentes" a los cuales el reino de los cielos pertenece, según las palabras del Cristo. Así por su composición, este cuadro nos dice que el divino no es inaccesible al hombre si no al contrario próximo de él.
El cuerpo blanco del niño Jesús se desprende sobre blancura brillante de la ropa blanca, atrae la mirada del espectador hacia lo esencial (el Cristo, " luz del mundo ").
Delante del cuadro, abajo, están dispuestas las ofrendas modestas de los pastores: una cesta de huevos (símbolo de vida), un pote, un cordero de préstamo al sacrificio (símbolo del sacrificio del Cristo).
Zurbarán juega sobre todos los registros: idealización de las caras y el realismo; sobre los estilos: el de Caravaggio en la utilización del claroscuro, y mostrando una gama de colores a manera de los pintores clásicos o barrocos; mezcla los géneros: pintura religiosa y bodegón. Al final, moviliza todos los recursos de la pintura de su época para hacer esta obra una obra maestra: una imagen perfecta de la guardería infantil.

Fuentes:
1) Agnès Ribaud, Museo de Grenoble:
2) Elisabeth Lamour:


Miguel Zigone

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