La
primera novela de Rodrigo Blanco Calderón, escritor venezolano prometedor, nos
sume en una de las ciudades más
peligrosas del mundo.
En
la Caracas del 2010, los apagones eléctricos convierten la vida nocturna en
ambiente de toque de queda. Tres amigos se reúnen cada viernes en un
restaurante chino, aprovechando un oasis
de paz, para hablar de sus temas favoritos en particular uno en común: la
literatura.
Miguel
el psicólogo se enfrenta a sus clientes
cuyos problemas están ligados a la crisis y al caos del país, les ayuda con palabras y consuelo. Matías
escritor frustrado de no estar galardonado, dirige un taller de escritura en el que participan algunos clientes del psicólogo.
Pedro ex publicitario fanático de palíndromos y juegos de palabras busca todo
relativo a la obra de Darío Lancini, su autor de referencia. Pero la
conversación se orienta también sobre el presente que los rodea: las series de
crímenes que afectan mujeres, acontecimientos que los protagonistas intentan de
comprender a través de sus propias prácticas profesionales.
Este circulo de discusión de tres personajes
tan distintos permite de huir de la obscuridad real, ahuyentar la crisis lo oscuro (la noche política) y la desconfianza que intentan inmiscuirse entre
ellos.
La
charla es también una oportunidad de recorrer el paisaje de la literatura y de
preguntarse sobre el papel que cada uno ocupa en esa sociedad al borde del
colapso.
La
novela rápidamente se enfoca en Darío
Lancini poco conocido incluso en su
propio país y que R.B Calderón conoció por casualidad. El autor describe la
extraña carrera entre política, cárcel, escritura y encuentros con los autores
vanguardistas franceses del último siglo como
Aragón. Es también la oportunidad de revisitar la historia reciente del
país bajo la dictadura y apelar a referencias literarias como tantos testigos
de la lucha contra el caos.
A pesar
de ser una ficción, el relato está muy
documentado casi una investigación y el autor entrega una larga lista de
referencias.
Para
concluir, es una novela negra
laberíntica y a veces difícil de seguir, el único protagonista principal
queda Venezuela hundida en su situación de espiral de crisis y violencia.
C. Thierry
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