La estratagema de Emma Zunz funcionó.
Fue solamente condenada a seis meses de cárcel porque ella se
benefició de las circunstancias atenuantes.
Durante este tiempo se dio cuenta de que ahora estaba mucho
más atraída por los hombres.
El
gerente de la fábrica acordó que reanudaría el trabajo, probablemente porque
siempre había apreciado su moderación y su preocupación por la no violencia
durante las huelgas.
Tres días después de su salida, no supo porque se encontró de nuevo al puerto a la
noche.
Caminó
durante más de una hora. Los hombres la devoraban de los ojos.
Eso
le dio una verdadera alegría interior. A partir de este momento, supo que
podría vivir la misma vida que sus amigas, que su objetivo ya era
aprovechar de la vida.
No
se le acabó este deseo de correr en el puerto. Nunca actuaba, pero
buscaba alguna cosa que ella misma no conocía.
Inconscientemente,
buscaba el amor de un hombre…
Este
hombre, lo vio una noche de diciembre y entendió que era SU hombre.
El
joven hombre que se le negó, el hombre que le había inspirado alguna ternura esta famosa noche que mató el señor Loewenthal era frente a ella y le
sonreía.
Fue así que empezaron una relación que se ha mantenido
durante muchos años y se ha transformado en amor mutuo.
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