mercredi 5 février 2020

UN LINDO RECUERDO


UN LINDO RECUERDO


por Mónica, Enero de 2020


Fue en el día de la reapertura de los cursos, con mis camaradas, esperábamos que abrieran la cancela del colegio; parloteábamos de nuestras vacaciones y mirábamos a los chicos que se ponían en cola del otro lado de la alambrada que separaba chicas y chicos. Uno de ellos captó mis ojos: más alto que todos, tostado ( por el verano, sin duda), el pelo negro y una hermosa prestancia, era muy guapo.

 Yo, también era alta, y, en un momento, se cruzaron nuestras miradas, él me sonrió mientras uno de sus camaradas lo interpelaba : «¡hola, Fabio! ¿nos vemos después ? »Así, este guapo se llamaba Fabio. ¡Qué raro y magnífico nombre ! Yo no conocía a nadie que tuviera un nombre tan original.

Me gustaba saber que iba a verlo no solo en los recreos,  sino quizà encontrándonos afuera, en la alameda.. Fue lo que paso, los dos nos reunimos en la acera Fabio me preguntó mi nombre, y, pronto, echamos un párrafo: tantas palabras para conocernos y saber de nuestras vidas, nuestros padres, gustos, ocupaciones, estallamos en risas cuando nos dijimos que nuestra principal ocupación en casa era la lectura, nadie hubiera podido pararnos cuando lanzábamos títulos, autores, detalles de un libro « ¿te acuerdas del capítulo con los caballos y la joven aterrada ? si...si y..n »  seguíamos hablando sin cesar y, no había reparado en que andábamos cogidos de las manos como si fuera nuestra costumbre. Pronto, al caminar, nos habíamos acercado a nuestras viviendas, Fabio me enseñó su chalé con un pequeño jardín lleno de rosas, yo le indiqué el inmueble alto donde vivía en el quinto piso. Entonces, percibí una diferencia que me hubiera molestado si Fabio no me hubiera tomado del hombro, mirándome sin quitar sus ojos de los míos, me propuso que el día siguiente, nos fuéramos juntos al colegio.

Después fueron las vacaciones, Fabio, en la familia de su madre en Italia, yo explorando, una vez más los hermosos bosques del norte de Paris, y sus diferentes riquezas de estación en estación, castañas, muguete, olores, colores. Un día al regresar de uno de estos paseos, abrí el buzón y encontré una postal con sello italiano (lo que hizo reír a mi mamá) : Fabio me escribía : «Estoy en Torino y te echo de menos, Mónica, en esta muy bella ciudad, hago como si me dieras tu mano, y nos fuéramos andando por la orilla del Po, un beso tierno de Fabio».

Nunca más, volvimos a vernos, solíamos intercambiar cartas, contándonos nuestros, des cubrimientos de la vida...Lo que había sido para mí una emoción increíble, sentir tal armonía, saber que nunca podría olvidar esta felicidad, pese a que conocí otras formas de amor, ahora sé que fue una primera vez, un aprendizaje en mi vida

                                                                                                          Mónica, la Tertulia
.

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire